After Office

Colapso azul y naranja

Víctimas de la irregularidad y las lesiones, Gigantes de Nueva York y Broncos de Denver son de las principales decepciones de la temporada.

Lesiones, jugadores por debajo del nivel, malas decisiones de los entrenadores y la gerencia. Todos los factores que pueden provocar el fracaso en una temporada les han sucedido a los Gigantes de Nueva York y a los Broncos de Denver, equipos que, llegada la semana 12, son dos de las más grandes decepciones.

Antes del arranque, ambas franquicias se presentaban con sólidos argumentos para pensar que estarían peleando, por lo menos, un lugar en playoffs; sin embargo, la realidad pone a ambos en el último lugar de sus divisiones, con muy pocas opciones de calificar y pensando en cómo reconstruir sus rosters de cara a 2018.

GIGANTESCA DECEPCIÓN
Durante las dos últimas campañas, los Gigantes de Nueva York han gastado 315 millones de dólares en contratos para jugadores.
La expectativa era alta, luego de que el año pasado habían calificado a la postemporada por primera ocasión en cuatro años, gracias al mando del nuevo entrenador en jefe Ben McAdoo.

Además de contar con una defensiva de buen nivel, la ofensiva estaba llamada a reforzarse gracias a la llegada del veterano receptor Brandon Marshall, quien teóricamente formaría una de las mejores parejas de la NFL al lado de la estrella Odell Beckham Jr.

Luego de un comienzo con marca de 0-5, el panorama se puso todavía peor cuando en el partido ante los Cargadores de San Diego, Beckham y Marshall sufrieron graves lesiones en el tobillo y quedaron fuera el resto de la temporada.

Uno de sus mejores defensivos, Dwayne Harris se fracturó el quinto metatarso en el pie durante el mismo juego, ubicándolo en la reserva de lesionados. Asimismo, quien fungía como su principal receptor tras las bajas de sus titulares, Sterling Shepard, se perdió el partido del fin de semana anterior debido a migrañas y su estado contra los Pieles Rojas de Washington para el encuentro de Día de Acción de Gracias de hoy, no se ha decidido.

Sin embargo, las lesiones sólo fueron parte del colapso. Lejos de adaptarse a las bajas, los que quedaron tampoco rindieron lo esperado. La defensiva permite 2.1 puntos por serie ofensiva de los rivales en promedio. En contraste, sólo han provocado que sus enemigos realicen tres jugadas y despejen en el 25.5 por ciento, en comparación al 34 que lograban el año pasado.

De acuerdo a estadísticas de Pro Football Focus, los Gigantes actualmente son la defensiva 26 de la NFL, mientras que en 2016 terminaron como la séptima.

DE CAMPEÓN A COLERO
Hoy pareciera que fue hace mucho tiempo. En la realidad, los Broncos de Denver apenas fueron campeones hace dos temporadas, en el adiós de Peyton Manning.

Con el retiro de su legendario quarterback, el equipo ha pasado por una constante inestabilidad en la posición, la cual los tiene con malos resultados, pese a que todavía cuentan con una de las mejores defensivas de la Liga.

John Elway, presidente de operaciones del equipo, ha tratado infructuosamente de tapar el hueco dejado por Manning y la salida momentánea del suplente Brock Osweiler. En 2015 reclutó a Trevor Siemian y hasta contrató a Mark Sánchez; en 2016, también tomó en el Draft a Paxton Lynch y para 2017 trajo de regreso a Osweiler.

Pese a esto, la actual campaña inició con buen panorama de la mano del nuevo entrenador en jefe, Vance Joseph, cuando ganaron tres de los primeros cuatro cotejos. Luego de la semana de descanso el equipo comenzó a perder, en buena parte afectado por la inefectividad ofensiva, la cual llevó a la banca a Siemian en la semana 8, dándole el lugar a Osweiler, quien tampoco sacó al equipo del problema.

Ahora, los Broncos intentan rescatar el cierre de la temporada dándole la titularidad a Lynch y despidiendo al coordinador ofensivo Mike McCoy, reemplazado por Bill Musgrave.

Como consecuencia lógica, la defensiva se ha cansado de cargar al equipo y su rendimiento también ha ido en detrimento.

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