En la tradición druida, una gran fiesta se celebra todos los años, del 31 de octubre al 5 de noviembre. El Samhain inicia esta noche; Noche de brujas le llaman, en la que se encienden grandes hogueras y las sabias de los bosques queman las escobas con las que hicieron limpias y las cucharas con las que mezclaron sus pociones, rituales de magia solicitados por aquellos que precisan de sus poderes sanadores.
Con más de 3 mil años de tradición, el "fin del verano" es la festividad más importante para la antigua cultura celta, la conclusión del tiempo de cosecha; un periodo de transición previo al año nuevo, que daba inicio con la estación oscura.
En estos días, las hechiceras recibían los consejos de sus ancestros que llegan con el viento del otoño. Esta fiesta pagana de origen europeo coincide con la Víspera de Todos los Santos que se celebra en las culturas anglosajonas, y que es el origen del Halloween (All Hollows Eve), sincronía que ha terminado por hacer de la bruja un personaje principal de la celebración estadounidense.
CONTRA EL PODER FEMENINO
Estas mujeres, conocedoras de las plantas curativas y las fuerzas de la naturaleza, han sido relacionadas con lo demoniaco por su vínculo pagano con la "tradición de la tierra", poder protector y de creación que la Iglesia católica le otorga sólo a Dios. Es así que con la cristianización de Europa -que convirtió al Samhain en la fiesta de Todos los Santos- en la Edad Media comenzaron a ser castigadas y quemadas, explica Gonzalo Balderas, profesor en Ciencias Religiosas de la Universidad Iberoamericana.
Y es que ellas tienen el poder de acceder a lo oculto, y por ende, de conocer el futuro; especialmente esta noche, que resulta propicia para la adivinación porque en esta fecha se abren las puertas del mundo de las tinieblas, es decir, de aquello que el ojo humano no puede -o no sabe- ver.
Montada en el poder de lo femenino, la existencia de tales criaturas contravenía la visión cristiana de la vida como ejercicio de la voluntad de Dios, explica el padre Mario Ángel Flores, rector de la Universidad Pontificia de México. "Se dio una prohibición explícita de la brujería, que con el paso del tiempo se convirtió en una persecución desde el ánimo popular y algunas instancias eclesiales, como una manera de escarmiento a quienes buscaran alejarse de la fe", precisa.
La "cacería de brujas" medieval se extendió a lo largo del Renacimiento y llegó a América, donde arraigó en territorio norteamericano, pero también llegaron al Virreinato con la migración española, pues la cultura celta también se asentó en España y fue perseguida por la Santa Inquisición. Aquella cacería tuvo su punto culminante en Salem, Massachussets, entre febrero de 1692 y mayo de 1693, cuando 29 mujeres fueron echadas al fuego como resultado del fanatismo religioso.
"La costumbre de quemarlas nace porque se constituían como sociedades secretas y eran consideradas una influencia negativa, por ello la persecución también se hizo en tiempos del Protestantismo", abunda el padre Flores, quien si bien asegura que ya no existe tal hostigamiento, la Iglesia continúa oponiéndose a sus prácticas ocultistas. Y es que, subraya, para la religión católica la brujería es una búsqueda de caminos al margen de Dios por medio de fuerzas oscuras.
"Pero no fue, desde el punto de vista de la Iglesia católica, el elemento sabiduría o poder el que provocó la percepción de las brujas y la brujería como algo negativo; fue el elemento de la contraposición entre la fe cristiana del Evangelio y el manejo de ambientes peligrosos como el satanismo", advierte el sacerdote.
LAS BRUJAS DE HOY
Actualmente hay grupos crecientes de personas que revaloran el legado druida, una religión cuyas raíces aún prevalecen en países como Inglaterra, Irlanda, Escocia y el norte de España, en particular la región galaica.
"(Ser bruja) tiene que ver con la tradición de la tierra y las conexiones, con hacer pequeñas cosas para mejorar y lograr una vida que te ayude a estar bien", dice Georgina Illien Cárdenas Corona, quien practica la brujería de tradición celta en México.
La noche de brujas sigue siendo celebrada en el mundo por algunos grupos religiosos neopaganos como la Wicca, congregación que se originó en Inglaterra durante la primera mitad del siglo pasado y cobró auge en los años 50 y 60 como un "culto de brujas y brujerías" -cuyo nombre deriva de la palabra inglesa witchcratf, que significa "hechizo"- y que también admite a los varones en sus aquelarres.
De acuerdo con la tradición, esta noche, que marca el final de un ciclo en la naturaleza, es ideal para cortar con influencias perjudiciales, para lo cual se realizanrituales y limpias destinadas a eliminar rémoras y abrirse al renacimiento.