After Office

Brady es El Juli

El deporte debe de estar agradecido con proezas como las que sucedieron este domingo. Tom Brady es un jugador de otra época y hoy lo corroboró al ganar nuevamente un Super Bowl.

Ha sido una noche llena de heroísmo: como nunca antes el futbol americano vivió una noche tan plena y tan cautivadora. Tom Brady y Bill Belichick subieron al cielo desde el hoyo, el más profundo en la historia de los Super Bowls. Si el deporte es maravilloso, tan contable y tan épico se debe a este tipo de relatos: Brady superó una desventaja de 28-3 y en la Odisea más grandiosa ganó su quinto anillo de Supertazón: sobre la enfermedad de su madre y sobre un rival asombroso desde el primer cuarto. Habrá película sobre esta noche. Toda una mano de grandes anillos. Vaya noche. Vaya héroes. Grecia no se ha ido del todo.

Se ha consagrado, con serios argumentos, a Joe Montana como el máximo de los quarterbacks de la NFL. Brady está dispuesto a corregir la plana del lugar común. En el mismo día en el que los cronistas alegaban que el diestro madrileño daba arte y frenesí a la Fiesta Cañí –en palabras de Agustín Lara- en la Monumental Plaza de Toros México, el mariscal de campo de los Patriotas se levantó y anduvo en el emparrillado en una noche única en la vida de los Superdomingos (primero en postemporada): llevó a su equipo a lograr 25 puntos en 13 minutos en una noche en la que muchos dieron por muertos y velados a los de Nueva Inglaterra. En los confines del Super Bowl LI logró empatar el juego a 28 puntos ante unos Halcones Negros de Atlanta a quienes la burguesía les quedó floja como un abrigo de falso invierno.

Nueva Inglaterra ha escrito la noche más fabulosa de los febreros. Tendrán que suceder muchos años para que se olvide lo de esta noche de 5 de febrero. El deporte contiene lo que el resto de las actividades anhelan: drama, tragedia, heroicidad y una pluma que registre los incrédulos futuros. Brady es El Juli: el sueño que produce ensueños… los poemas y las leyendas comienzan a escribirse, por ahora la adrenalina. Diría Gide: ¡Detente insensata pluma!

Twitter:@LudensMauricio

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