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Beijing: 5 paradas para el viajero exprés

Si su próxima visita a la capital china es corta, no se abrume, aquí le recomendamos algunas opciones para no regresar sin conocer nada. Para un mexicano Beijing no es difícil de descifrar.

Para un mexicano Beijing no es difícil de descifrar. Los grandes ejes viales y pequeños barrios con fruterías, puestos de esquites y tienditas de la esquina dibujan un paisaje hasta cierto punto familiar, como el trato de la gente, por lo general dispuesta a entenderse a señas con el forastero.

Una urbe en la que todo es monumental, desde su arquitectura o su cocina extravagante y de fuertes aromas, hasta sus lirios gigantes y sauces llorones, que flanquean los larguísimos canales que en armonía con el fong shuei distribuyen el chi vital por la geografía metropolitana. Una ciudad que, como todas, debe caminarse con calma para conocerla.

Pero este es un lujo que los viajeros exprés no pueden darse. Aun así, hay al menos cinco lugares en los que puede pasar entre una y un par de horas, que en una visita corta, digamos de negocios, es indispensable conocer para decir que se estuvo en el corazón del Dragón.

1
La Gran Muralla

Prepárese para bufar u oír bufidos en varios idiomas. Y asombrarse. Lo mejor en un viaje breve es adquirir un tour para llegar a uno de los enclaves más próximos a la ciudad, un trayecto que, según el tráfico, puede durar entre 50 minutos y hora y media. Ya en el sitio, el paseante tendrá dos horas para subir hasta donde pueda y regresar en el autobús con todo y souvenirs artesanales, como paisajes hechos con digitopintura, sellos de tinta roja o jades con algún nombre grabado en pinyín, la caligrafía fonética.

Según su nivel de fitness, la subida puede ser más o menos tortuosa, pero bajar tampoco es fácil –sobre todo para quienes padezcan de las rodillas-, y es que los escalones son tan irregulares en altura que no es posible tomar ritmo. Asegúrese de llevar tenis.

2
La ópera

Una de las cumbres del arte chino se presenta en el Teatro Li Yuan, en una versión aligerada para el turismo occidental, pero no por ello menor en calidad. Son highlights sobre tres obras importantes del repertorio clásico, en sesiones de aproximadamente una hora y media, que permiten disfrutar de sus majestuosos vestuarios y maquillaje, además de la interpretación a cargo de un elenco puramente masculino acompañado por orquesta en vivo. Las piezas son subtituladas en inglés.

En vez de butacas se extienden las tradicionales mesas Baixian para compartir con ocho personas, en las que se brindan bocadillos como galletas con ajonjolí, frituras y, por supuesto, té de jazmín. El teatro, con capacidad para mil personas, está ubicado desde 1990 en el Hotel Quianmen Jianguo, en una zona no turística.

3
Plaza Tiananmen

Entrar al “corazón de Beijing” puede tomar su tiempo si no se llega en metro; no todos los taxistas están dispuestos a manejar hasta el histórico eje central que cruza por la Ciudad Prohibida –otra parada obligada, pero que añadiría al menos una hora más de paseo a su escapada exprés-. De nuevo, la familiaridad con el ambiente mexicano sale a relucir, con la variedad de gente que llega para tomarse la foto bajo el retrato de Mao y los vendedores ambulantes que ofrecen a voz en pecho desde dulces hasta papalotes. Entrar no tiene ningún costo, sólo hay que atravesar un filtro de seguridad que cuenta incluso con rayos X. Está abierta de 5:00 a 22:00 horas, excepto en ocasiones especiales.

4
El shopping


En China hay cinco productos típicos que vale la pena adquirir por su calidad y precio: seda, perlas, porcelana, piedras como jade o ambar y, por supuesto, té.

Ir de compras a los mercados de Beijing es una experiencia intensa que algo tiene de juego de apuestas: el regateo es una habilidad que se perfecciona en poco tiempo, pero si va de prisa seguramente pagará más de lo que debería. Uno de los lugares donde mejores precios se pueden conseguir es el Hongqiao Pearl Market, en donde hay desde joyas hasta bagatelas de recuerdo, y los vendedores están muy dispuestos a no dejarlo ir con las manos vacías (incluso a punta de jalones). Menos intenso y con productos de mayor calidad en joyería y prendas en telas finas puede encontrarse en el Silk Street Market.

5
Templo del Cielo

La visita a este santuario imperial del siglo XIV dedicado a la buena cosecha invita a los centenares de turistas a visualizarlo vacío, en silencio. Especialmente en el Altar Circular, una edificación de mármol al aire libre donde se encuentra Muro del Eco; allí un murmullo puede escucharse con claridad en el extremo opuesto del lugar. Al centro se ubica, sí, el ombligo del universo, donde los emperadores elevaban oraciones por sus antepasados para que llegaran directamente al más allá.

El místico recorrido por el recinto, enclavado en el sur de Beijing, es un paseo doble, ya que para ingresar hay que atravesar el parque Tiantang Gouyang, donde los ancianos son un espectáculo cotidiano: se enfrascan en juegos de mesa, bebiendo té; practican tai chi, bailan o, lo más bello, pintan efímeras caligrafías con agua, sobre el suelo.

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