En China se celebró estos últimos días el Festival Duanwu o del Bote de Dragón, festividad con más de 2 mil años de antigüedad en la que los ciudadanos del país asiático honran a sus antepasados vistiendo un traje típico llamado Hanfu, preparando comida tradicional como los 'tamales chinos' o zongzi y realizando una carrera de barcos.
En la parte gastronómica el plato principal son justo los 'tamales chinos', los cuales están compuestos por arroz glutinoso y rellenados con frijol dulce, carne de cerdo, res o pollo. Todos los ingredientes son envueltos en un par de hojas de bambú y cocinados al vapor.
Se acostumbra comer este platillo ya que hace más de 2 mil años el poeta chino Qu Yuan se suicidó arrojándose al río Miluo tras no poder detener la invasión de su Estado, y al enterarse, su pueblo preparó y tiró bolitas de arroz y zongzi al río para evitar que los peces se comieran el cuerpo mientras los pescadores buscaban su cadáver; fue así como se originó el festival que busca honrar la memoria del poeta.
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Las otras "comidas tradicionales (que se comen en el festival) varían entre diferentes regiones: el vino rejalgar, los tallarines (sumergidos primero en agua fría), cerezas, moras y otras frutas del tiempo", dijo Cao Yansheng, director del Museo de las Costumbre Populares Pekinesas en entrevista con El Financiero.
Por el lado de la vestimenta, el Hanfu, prenda que suele usarse en el marco del festival, es un traje típico que se utilizaba en tiempo de la Dinastía Han (206 AC – 220 DC), periodo en el que nace la festividad.
En la cultura china se cree que mayo es un "mes malo", lo que provoca que haya un mal clima, cuestión que consideran se puede ahuyentar siguiendo las tradiciones tales como la vestimenta Hanfu.
"Los chinos se visten con Hanfus no sólo para conmemorar a los antepasados, sino también para mostrar su deseo de la restauración de su propia etnia", dijo Cao.
Por el lado deportivo también se realizan eventos, uno de ellos son las carreras con botes dragón, en éstas compiten barcos parecidos a un kayak con acabados en forma de dragón en sus puntas.
En cada una de estas embarcaciones hay decenas de remeros y un tripulante que toca el tambor para guiar y coordinar a los individuos que impulsan el barco. Los tramos que recorren son de por lo menos 250 metros.
También hay "otras prácticas como el 'Zú Qiú' (futbol); pintar tigres con cinabrio en las frentes de los niños; pintar los retratos de las divinidades; entre otras cosas", concluyó Cao.