After Office

'Alfredo': cuando los animales invitan a defender las pasiones

En la puesta en escena "Alfredo", de Hugo Arrevillaga, seis protagonistas, incluyendo un leopardo que lleva el nombre de la obra, narran su experiencia. Se estrena en México el sábado próximo, en una breve temporada en el Teatro La Capilla.

Cuando el vigilante nocturno Claudio Rojas es despedido del zoológico en el que trabajó durante años, en venganza, decide abrir las jaulas y dejar en libertad a los animales del lugar. Es así que, en Alfredo, seis protagonistas, incuyendo un leopardo que lleva el nombre de la obra, narran su experiencia.

De acuerdo con Hugo Arrevillaga, director de la puesta, Alfredo es una pequeña tragedia urbana que invita al espectador a salir el aletargamiento de la vida cotidiana. El director, que trajo a México la potente obra del dramaturgo canadiense Majdi Mouawad, vuelve a un texto de esa nacionalidad, una pieza original del actor Emmanuel Schwartz (habitual colaborador de Mouawad) y la dramaturga Alexia Bürguer. El título se estrena en México el sábado próximo, en una breve temporada en el Teatro La Capilla.

Se trata de una pieza corta, interpretada por Harif Ovalle, quien da vida a los seis animales, y Xóchitl Galindres, que apoya la escena con sonorizaciones.

"Esta obra advierte sobre lo que le puede ocurrir a una persona que deja de encontrarle sentido a su propia naturaleza y nos alienta a desaletargarnos, a revisar si no nos estamos escondiendo detrás de los pliegues de la vida cotidiana para no afrontar aquello que nuestra pasión y nuestro instinto animal nos llevaría a hacer", comenta Arrevillaga.

"Se trata de sacudirnos el desasosiego, la desesperanza, lo ordinario, a partir del grito salvaje de un animal que de pronto nos mira cara a cara y nos hace cuestionarnos si aún somos capaces de responder a nuestros instintos", añade.

ACUDA
Estreno: 23 de enero
Teatro La Capilla Madrid 13, Coyoacán
Sábados, 19:00 horas
Localidad: $150


Está basada en un hecho real que inspiró a los autores a reflexionar sobre cómo la inercia de la vida moderna lleva a las personas a sepultar sus instintos, explica Arrevillaga.

"Nuestros sueños, nuestros objetivos, ¿los defendemos como deberíamos, con la ferocidad que tenemos dentro, o nos vamos acomodando un poco a la vida cotidiana y vamos dejando detrás todo este impulso que podría hacernos alcanzar incluso lo que pensamos que no podríamos lograr?", plantea el director teatral.

Dentro de la historia, el vigilante que libera a los animales, una profesora y un policía cuentan cómo los transformó encontrarse frente a frente con bestias salvajes en medio de la ciudad. Otro personaje, un hombre mayor -el que más conmueve a Arrevillaga- aprovecha la presencia de las creaturas para buscar su propia muerte. A más de 20 años de la pérdida de su mujer, se ha quedado recluido en su hogar a la espera del fin.

"Aunque las autoridades lanzan alarmas pidiéndole a toda la gente que cierre puertas y ventanas, hace lo contrario, para que los animales lleguen a su casa y lo devoren. Este instinto que tiene de buscar la muerte sin encontrarla, me pareció un relato muy rico", destaca. Es la prueba quizá, de que a los instintos no basta con liberarlos. Hay que dejarlos actuar.

También lee: