Humberto Peraza, fallecido el pasado 29 de mayo, fue el escultor taurino más importante en México. No sólo ciñó la Monumental Plaza de Toros México con sus imágenes bravas; su imaginario ha creado figuras emblemáticas de la Ciudad, como el pegaso que corona la fuente que está en el corazón del Palacio Nacional o la escultura de Lázaro Cárdenas que adorna el Eje Central.
Su hijo, el también escultor Sergio Peraza Ávila, está a la búsqueda de apoyos para organizar una exposición sobre la obra de su padre, y también un homenaje. Dice que está en pláticas con autoridades de diversos estados de la República en busca de concretar el proyecto que impida que el trabajo de Peraza quede en el olvido.
"Tenemos obra resguardada y piezas que en algún momento, con el apoyo de algunas autoridades, pensamos en sacar y darla a conocer, porque son de un material que no es perdurable, como el yeso", comparte.
Su padre no dejó obra inconclusa, y sus últimas piezas fueron del 2011, detalla. “En sus últimos años dejó de trabajar, las obras de encargo la hacía yo, para que sólo trabajara por gusto”.