Cuauhtémoc Medina es el primer curador mexicano de la Bienal de Shanghái, la exposición internacional más reconocida del país que despunta como un eje dominante en el mercado del arte actual.
De acuerdo con la plataforma artprice.com, en 2016 China escaló al primer lugar mundial en el negocio de las subastas. Sus operaciones fueron de 4 mil 792 millones de dólares, lo que representa 38 por ciento del flujo internacional, con un aumento del 8 por ciento en comparación a 2015.
"El orden mundial ha cambiado de eje magnético y China se ha convertido en una de las mayores potencias en el mercado del arte contemporáneo", señala Medina en entrevista con este diario.
Se trata de un momento idóneo para impulsar el trabajo de los creadores mexicanos, que hasta ahora han tenido poca presencia en los escaparates del arte en China. Solamente Carlos Amorales ha representado a México en la Bienal de Shanghái. Acudió en la edición 10, en 2014, con su instalación Reverberaciones. Y en la pasada emisión, el argentino Tomás Saraceno fue el único creador latinoamericano convocado.
Con Medina al frente de la selección de los 70 artistas del mundo que participarán en el foro, el panorama cambiará para México. "Habrá varios mexicanos", afirma el curador, quien se reserva los detalles porque, argumenta, aún ajusta la programación. Será en un par de meses cuando dé a conocer la lista de los artistas que expondrán en el encuentro, que se llevará a cabo del 10 de noviembre de 2018 al 10 de marzo de 2019.
"Soy un participante del circuito del arte latinoamericano y una parte de mis puntos de vista deriva del modo de pensar de los artistas de este momento histórico. No puedo traicionar la oportunidad de presentarlos en la bienal más importante de China. En términos generales, lo que los creadores tienen es entusiasmo de aparecer en aquel espacio", asegura el curador.
Adelanta que en esta edición 12 tomarán parte representantes de una veintena de países; el arte latinoamericano ocupará un tercio de la selección y el resto se dividirá entre artistas de Asia y Europa. Por regla de la organización no podrá convocar a ningún exponente que haya participado en las dos ediciones anteriores, comisariadas por el alemán Anselm Franke y el colectivo Raqs Media, coordinado por el indio Sabih Ahmed.
"En China hay un tejido de arte contemporáneo mucho más grande de lo que tenemos noticia; en realidad la circulación de información entre el Este asiático y América Latina es baja, pero hay todo un circuito de bienales. Sólo en un mes he podido visitar la Bienal de Asia en Taiwán y la Bienal de la Imagen en Guanzhou; hace poco cerró la Bienal de Taipéi y hay una circulación de artistas a nivel comercial muy importante".
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RIGUROSA SELECCIÓN
El comisario en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) fue elegido por concurso para curar la Bienal de Shanghái. Por políticas de la organización todavía no puede revelar el eje de su propuesta curatorial, pero se permite compartir el punto de partida: "Se basa en una discusión sobre el modo en el que arte está negociando con un tiempo histórico de una enorme ambivalencia, donde las definiciones de cuáles son las metas sociales, la lógica de valores y la expectativa del futuro se han vuelto difíciles de precisar. Me apoyo en un poema de E. E. Cummings para plantear un argumento que se va a desplegar en cuatro componentes".
Que una sola persona esté a cargo de la programación, reconoce, podría volverse una especie de repetición de un club, pero no será así.
"En este caso voy a contar con la colaboración de tres colegas de países distintos, lo cual hace que la elaboración de esa lista de seleccionados tenga cierta complejidad.
Algo muy positivo de la organización es que obliga a los curadores a incluir por lo menos un tercio de los artistas de la gran China: la República Popular y los territorios especiales como Hong Kong, y los que están escindidos, como la República de Taiwán", observa. "Que un artista de Shanghái como Yang Fudong, tenga un lugar relevante en la misma medida que un japonés como Miro Kozumi merece nuestra atención".
China representa un poder que define el futuro no sólo económico, sino cultural del mundo, considera Medina. "El consumo cultural de los chinos define posibilidades para muchas artes. El espíritu de trascendencia que tienen los artistas está planteado, por un lado, en la curiosidad de ver si su trabajo tiene sentido allá, si esa ambición de vivir como ciudadanos de un solo mundo se puede cumplir, y por otro, saber que en el futuro lejano la fortuna histórica de la cultura de hoy también va a ser definida allá. En ese sentido, se juegan la esperanza de convertirse en artistas relevantes para esa otra geografía".
EL CURADOR
Originario de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Medina es doctor en Historia y Teoría del Arte de la Universidad de Essex (Reino Unido). Comisario en 2012 de la Bienal Europea de Arte Contemporáneo Manifesta, que se realizó en Bélgica, y de exposiciones como Azul de Prusia, de Yishai Jusidman, y L'1% c'est moi, de Andrea Fraser.
Curador asociado de Arte Latinoamericano de la Tate Gallery y del proyecto ¿De qué otra cosa podríamos hablar?, de Teresa Margolles, para el Pabellón de México en la 53 Bienal de Venecia. Es investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y curador en jefe del MUAC.