Los ciudadanos decidiremos por un gobierno que promueva el crecimiento y la creación de la riqueza o uno que propicie el gasto.
En lugar de una apertura comercial y financiera global, será cada vez más común que los países que traten de formar grupos regionales.
Se requiere que el próximo gobierno lo ocupen personas con capacidad de generar crecimiento económico y una mayor inversión privada y pública.
Las campañas se vuelven una competencia de promesas, pero quienes las hacen no dicen cómo se obtendrán los ingresos para cumplirlas.
México tomará una decisión política en las próximas semanas, que tendrá un fuerte impacto en la manera en que viviremos.