Sonya Santos

La gran cochinilla, el insecto que tiñó al mundo de rojo

La cochinilla, de la cual se extrae el tinte rojo natural, es más que un insecto, utilizado en la industria alimentaria y cosmética.

El E120 es un código que quizás nunca haya llamado tu atención en la lista de ingredientes de tus productos favoritos en el supermercado, esconde un misterio que ha despertado curiosidad y debate. Este aditivo, presente en una amplia gama de productos que van desde yogures y postres hasta mermeladas y charcutería, tiene un origen peculiar que nos lleva a descubrir el fascinante mundo de la cochinilla.

Detrás del enigmático E120, llamado en Estados Unidos Number 004, se encuentra la cochinilla, un diminuto insecto que ha sido utilizado desde tiempos ancestrales para obtener un pigmento rojo intenso conocido como ácido carmínico. Originario de América Latina, específicamente de México, se alimenta de ciertos tipos de cactus y produce el valioso color. A lo largo de la historia, su recolección y procesamiento han sido una actividad económica crucial, proporcionando ingresos a miles de agricultores y comunidades campesinas.

El nocheztli (del nahua nochtli, tuna y eztli, sangre), un tinte extraído de la hembra cochinilla, reducido a polvo, representa un hito científico logrado por los antiguos indígenas de México, su cultivo se expandió ampliamente, alcanzando lugares sobre todo en América. Exportado al Viejo Mundo a través de España y Filipinas, transformó las industrias de colorantes, convirtiéndose en uno de los sectores más lucrativos de la economía iberoamericana.

La relevancia de la grana cochinilla a partir del siglo XVI era tal que fue equiparada al oro y la plata, incluso reflejado en las leyes coloniales. Era utilizado para teñir la vestimenta eclesiástica y real, manteniendo su prestigio hasta nuestros días.

Aunque en sus inicios la producción de grana cochinilla brindó prosperidad a los indígenas, pronto fue víctima de la explotación y las adulteraciones por parte de intermediarios codiciosos. Factores políticos también contribuyeron al declive del monopolio español sobre el producto, el cual eventualmente perdió mercados frente a los tintes de anilina más económicos y puros, que condujo a un colapso hacia finales del siglo XIX, reduciendo la producción a unos pocos pueblos para 1910.

A pesar de su declive, en la actualidad, la cochinilla ha experimentado un renovado interés internacional, con precios favorables. Hoy en día Perú lidera la producción mundial de carmín, controlando aproximadamente el 85% del mercado. Es una tarea minuciosa que emplea a miles de agricultores en la recolección y procesamiento de estos insectos. A pesar de su tamaño diminuto, la cochinilla y su tonalidad marcó a la historia y la cultura de América Latina.

En la actualidad el pigmento de la cochinilla, conocido como carmín, es ampliamente utilizado en la industria alimentaria y cosmética debido a su estabilidad y versatilidad. A pesar de su origen natural, su uso ha generado controversia debido a posibles riesgos alérgicos y preocupaciones éticas, especialmente para aquellos que siguen dietas vegetarianas o veganas. Importantes administraciones públicas recomiendan limitar el consumo del E120 debido a la sospecha sobre la posibilidad de que genere, entre otros aspectos, hiperactividad en niños.

Empresas como Starbucks han optado por otras alternativas naturales, y en el caso de la bebida Campari, que durante años utilizaba el rojo intenso que emanaba de la cochinilla, en el 2006 lo sustituyo con otro tipo colorante. Sin embargo, el carmín sigue siendo un componente clave en muchos productos.

Además de su impacto en la industria alimentaria, este pigmento dejo su huella en la historia del arte. Desde el Barroco hasta el Impresionismo, los pintores lo utilizaron para crear obras maestras que aún hoy nos sorprenden por su intensidad y belleza. Artistas como Rubens, Van Gogh y Renoir usaron el rojo de la cochinilla en sus obras, dotando a sus pinturas de una vitalidad única.

La cochinilla es más que un insecto. Es un tesoro natural con una historia rica y compleja que abarca desde la antigüedad hasta nuestros días. Su papel en la tintura de telas y alimentos, y su influencia en el arte, lo mantiene como un elemento fascinante que nos recuerda la estrecha relación entre la naturaleza y la cultura. Aunque su uso pueda generar controversia, su legado perdurará como un testimonio de la creatividad humana y su conexión con el mundo natural.

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